En España cada año se producen más de 100.000 rupturas matrimoniales, en gran parte por la vía del divorcio, concepto introducido por el Código Civil en el año 1.981. Según las últimas estadísticas, esto implica que 2 de cada 1.000 parejas utilizan este procedimiento; de ahí su importancia.
Además, desde 2005, gracias a la introducción de ciertas facilidades procedimentales que se introdujeron en el trámite de divorcio, éste representa la principal vía para disolver una unión matrimonial. Facilidades como la custodia compartida y la no necesidad de alegar causa de divorcio, entre otras.
A diferencia de lo que puede parecer, la complejidad del proceso siempre dependerá de la voluntad de los cónyuges. Y es que hay dos opciones: negociar y pactarlo de común acuerdo o, por el contrario, acudir delante de los tribunales para que sea un juez quien decida.
Es importante destacar que la mejor opción para la disolución de un matrimonio siempre es el divorcio de mutuo acuerdo. Y es que de esta manera, se resuelve más rápido el proceso, es más económico y menos lesivo para las partes y personas involucradas, haciendo mención especial a los hijos. De esta manera, se completaría el convenio regulador para decidir el destino y solución de diversas cuestiones.
Por otra parte, si la negociación entre las partes es infructuosa, se deberá acudir ante los Tribunales para iniciar el llamado divorcio contencioso. Consecuentemente, cuando un trámite de divorcio por mutuo acuerdo puede estar resuelto en unos tres meses, un divorcio por vía contenciosa podría dilatarse en años.
En definitiva y desde este punto de vista, ante una ruptura matrimonial es fundamental hacer uso del sentido común y, además, asesorarse de un letrado profesional para que se pueda solucionar de la manera más fácil posible.
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